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RETABLO MAYOR DE CARRIL

Reacondicionado

RETABLO MAYOR DE CARRIL

Trabajos de conservación y restauración realizados sobre el retablo mayor del templo parroquial de Santiago de O Carril, municipio que pertenece al ayuntamiento de Vilagarcía de Arosa (Pontevedra). Dichas tareas han sido realizadas por el equipo técnico de ACANTO CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN S.L. a lo largo de dos meses, de Enero a mediados de Marzo del 2007.

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 DESCRIPCIÓN ICONOGRÁFICA Y ESTILÍSTICA DE LA OBRA

Retablo Realizado por Domingo Antonio de Andrade. Recordemos que esta no es la ubicación original del retablo, si no que se trajo de Santo Domingo de Bonabal y se adaptó al hueco del testero del templo de Carril, lo que trajo consigo una importante intervención tanto a nivel estructural como decorativo.

El retablo, de grandes dimensiones, está separado del paramento posterior unos 70cms, espacio por el cual discurre una escalera y unos descansillos. Esta estructura, realizada en madera de pino nos permite acceder a toda la obra desde la parte trasera. Consta de sotabanco con mesa de altar, tres cuerpos y tres calles. La obra fue realizada en madera de castaño, de piezas talladas a mano, unidas con encolados de colas animales y clavos de forja, y dorada y policromada en el 100% de su extensión.

Estilísticamente, la obra pertenece a dos estilos: por un lado tenemos el retablo en sí mismo, que pertenecería al Barroco, y por otro lado toda la zona inferior, que tiene más que ver con el Neoclasicismo.

El Barroco, trataba de impresionar, de deslumbrar con efectos de luz, masa y movimiento, en contraposición al equilibrio y la serenidad del Renacimiento. Se caracteriza por una decoración recargada, con gran cantidad de ornamentos. En este caso las tallas nos dejan ver hojas de acanto, conchas de venera, volutas, motivos vegetales y florales, molduras talladas y columnas salomónicas. Éstas últimos permiten situar la obra a mediados del siglo XVIII.

El Neoclasicismo, nace como contraposición al Barroco, y se caracteriza por la racionalidad compositiva, la sobriedad, la linealidad, los colores sobrios.

La mayoría de los ornamentos y las molduras se encuentran dorados y las policromías se limitan a las zonas planas. Sin embargo se aprecian diferencias sustanciales entre la que podemos llamar “zona Barroca” y la Zona Neoclásica”. En la parte superior, el dorado al mixtión es muy basto, con textura rugosa y sin brillo. En la parte inferior, encontramos por un dorado al agua corlado (en las piezas utilizadas del otro retablo) y un dorado al mixtión muy oxidado pero de textura lisa (en las zonas más nuevas). En cuanto a policromías, en la zona superior imitan marmoleados, y en la zona inferior son colores planos envejecidos.

El espacio se distribuye a través de cornisas, dinteles, pilastras y columnas.

La mesa de altar se ha modificado para que albergue una urna de madera con un cristal en el frente con los “restos” de San Fidel, mártir romano, que llegaron al templo en 1817. Sus huesos se recubrieron con telas y cera para modelar el cuerpo del Santo.

En el cuerpo principal se sitúa un Cristo Crucificado, muy al estilo Barroco: realista, poniendo el acento en la expresión de dolor de su rostro y del cuerpo torsionado, medio caído, muerto. Se nos muestra así su carácter humano. Es obra de los Rivas de Santiago. En la parte posterior se dibuja sobre unas chapas de madera el paisaje típico de un Calvario. Este panel, con el Cristo incluido, gira sobre sí mismo, dejando en la parte anterior, otro panel con tallas de ángeles y una pequeña hornacina. En las hornacinas laterales, se sitúan a la izquierda la Virgen María, y a la derecha, San Juan. Estas imágenes provienen de la conocida como Capilla de Carrillo, de la Catedral de Santiago.

En el segundo cuerpo se encuentra San José en el centro, y en las hornacinas de la derecha e izquierda, un Sagrado Corazón de María y un Sagrado Corazón de Jesús, respectivamente.

En el último cuerpo, el patrono de la parroquia preside el conjunto: Santiago Matamoros, flanqueado por dos escudos con la cruz del Apóstol.

3.2. HISTORIA MATERIAL

Recordemos que esta no es la ubicación original del retablo, si no que se trajo de Santo Domingo de Bonabal. El retablo original, el Barroco, es del siglo XVIII. A finales del XIX se trajo a Carril y fue entonces cuando se realizó la intervención para adaptarlo al testero del templo. La parte de abajo se realizó con piezas de otro retablo, y posteriormente se cortó el templete o baldaquino que poseía en la parte central. Todo ello ha conllevado mutilaciones, modificaciones estructurales y decorativas.

En la parte inferior, al ser una adaptación de las piezas que provenían de otro retablo (ménsulas, rocallas, conchas de venera...), la nueva estructura sólo tiene una única capa de policromía. En las catas realizadas en la zona superior se encontraron pequeñas escamas de un dorado al agua en zonas muy puntuales y escondidas. Además, la textura de la superficie, así como la calidad de las policromías y dorados, nos hace pensar que esta no es la capa pictórica original. Además, todas las obras realizadas por Domingo Andrade están doradas por completo. Esto nos hace pensar que la superficie original fue lijada, raspada hasta su total desaparición. Hay que destacar además que durante esta intervención no se reconstruyeron los volúmenes perdidos con el ataque se insectos xilófagos y golpes de carácter mecánico, sino que las faltas se estucaron, repintaron y doraron directamente.

Estructuralmente el baldaquino se eliminó, utilizando parte del artesonado para cubrir el interior de la mesa de altar, para la que se utilizó la que fue urna de Santiago Apóstol en la Catedral, y se repintó como el resto de la zona inferior. Además, para que el panel del Cristo pudiera girar, todos los elementos decorativos y de talla que molestaban fueron mutilados: ornamento superior de la hornacina, capiteles, racimos, hojas y ramas de las columnas… Los fondos de todas las hornacinas tampoco son originales, pues la policromía y dorados que poseen son iguales a los de la parte inferior. También podemos observar como se mutilaron piezas que tocaban con las cornisas de piedra de los paramentos laterales.

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